Capítulo 2
Conclusión de la edificación de Salem. Melquisedec, la inspiración de su padre. Adonías buscando honrar a un súbdito especial, ve en Samael un reflejo de las virtudes del propio príncipe. Samael es honrado.
1 La edificación de la ciudad fue finalmente concluida y Salem se reveló hermosa como una novia adornada, a la espera de su esposo.
2 Asentado en su trono, Adonías ahora examinaba a los nu-merosos candidatos a súbditos que llegaban de todas partes. Aquéllos que, prometiendo fidelidad a las leyes, eran aprobados, recibían tres dotes del rey: el derecho a una mansión, vestiduras de lino fino y un instrumento musical en el cual deberían practicar.
3 La ciudad estaba finalmente repleta de habitantes. Lleno de alegría, Adonías convocó a todos a la fiesta de inauguración de Salem, en el transcurso de la cual proclamó un decreto que determinaría el futuro de aquel reino, diciendo:
4 —A partir de este día, que es el décimo del séptimo mes, seis años serán contados, en los cuales todos los habitantes serán probados. Solamente aquellos que permanecieren leales, progresando en la práctica de las leyes del pergamino, serán confirmados como herederos de este reino de paz. Aquéllos que fueren enlazados por culpas y transgresiones, serán desterrados por el juicio. —
5 Las palabras del rey condujo a todos a un profundo examen de corazón, y se alegraron con la certeza de que alcanzarían la victoria sobre todo el orgullo y el egoísmo, que son las raíces de todos los males.
6 Adonías tenía un hijo único a quién había dado el nombre de Melquisedec. La belleza, ternura y sabiduría de ése hijo amado, habían sido su inspiración para la edificación y fundación de su reino.
7 Melquisedec tenía doce años de edad, cuando Salem fue inaugurada. Era el plan de Adonías coronarlo rey sobre los súbditos aprobados, al final de los seis años. Este plan, lo mantendría en secreto hasta el momento oportuno.
8 El príncipe, con sus virtudes y simpatía, se hizo pronto muy querido por todos en Salem. Él tenía siempre en los labios una sonrisa y una palabra de afecto. Apreciaba estar junto a los súbditos en sus hogares, recitándoles las leyes del pergamino en forma de lindas canciones que vivía componiendo. Su presencia traía al ambiente una atmósfera de felicidad y paz. Ése amado príncipe poseía, de hecho, todas las virtudes ne-cesarias para ser rey de una Salem Victoriosa.
9 Adonías había edificado una mansión especial junto al palacio, con el propósito de ofrecerla al súbdito cuya vida expresase más perfectamente las leyes del pergamino. Diariamente él observaba a los habitantes, buscando entre ellos a esa persona a la que deseaba honrar.
10 Paseaba por las alamedas de Salem, cuando, por entre el trinar de pájaros, Adonías oyó una voz semejante a la de su hijo. Al darse vuelta para ver quién era, encontró a un bello joven que cantaba una canción. Al contemplar en su faz el brillo de la sabiduría y de la pureza, Adonías se alegró por haber encontrado a aquél a quién podría honrar. Aquél joven, que era una copia fiel del príncipe, se llamaba Samael.
11 Colocándole un anillo en el dedo, el rey lo condujo al palacio, donde, fue recibido por Melquisedec que le ofreció muchos presentes, entre los cuales el derecho de estar siempre a su lado.
12 Adonías preparó un gran banquete en honor de Samael, para el cual todos fueron convidados. Al contemplarlo al lado del rey, los súbditos lo aclamaron con alegría, acreditándolo ser el propio príncipe.
13 Exaltaban con júbilo las virtudes de aquél hermoso joven, cuando se manifestó Melquisedec, colocándose con una sonrisa a la derecha de su padre.
14 En el banquete, Samael fue honrado por todos. Realmente él era digno de residir en la mansión del monte, pues había en él un reflejo perfecto de las virtudes que coronaban al amado príncipe.
Quisiera saber como podemos conciliar lo dicho en este capítulo con lo mencionado en Hebreos 7:3.
ResponderEliminarMuchas gracias por sus comentarios
ResponderEliminarGracias por su sincero interés en el tesoro sagrado del Libro de Melquisedec. Este aspecto tal vez no lo hemos tratado con más atención, tal vez sea necesario hacer algún tema especial donde se respondan preguntas relacionadas con Melquisedec, de manera que toda cita de Escritura quede justificada y sepan que ninguna de ellas se contradecirá.
Me imagino que la pregunta es sobre los "padres" de Melquisedec, ya que leemos sobre él, según algunos entienden en la escritura, que es "sin padre, sin madre, sin geneología" (Heb. 7:3)
Bien, es importante analizar las partes de los versículos anteriores y posteriores de esa cita bíblica para desglosar cada significado contenido. El versículo 3 se concentra haciendo referencia al sacerdocio, y no a la persona física de Melquisedec como en ocasiones se le interpreta. Todo ser humano en este mundo ha nacido de un padre y de una madre, de hecho aún el Salvador Jesucristo, con sus peculiaridades únicas, también tuvo un Padre y una madre. El Libro de Melquisedec revela el nombre de su padre, Adonías, no así de su madre, sin embargo, no me preocupa el no saber el nombre de ella, ya que en muchas ocasiones en algunas escrituras no se mencionan los nombres de las madres de ciertos personajes de la historia de la tierra.
Al final del versículo leemos sobre el sacerdocio que poseía Melquisedec, "permanece sacerdote para siempre", es decir, que su sacerdocio permanecería con él "para siempre", y que tiene relación con la expresión anterior "no tiene principio de días, ni fin de vida". Y en el inicio del versículo leemos sobre este sacerdocio que es "sin padre, sin madre, sin geneología", esto se comprende cuando recordamos la existencia de un sacerdocio patriarcal, el cual se confería de padre a hijo y les permitía bendecir sus familias, efectuar sacrificios y holocaustos entre algunas otras ordenanzas sagradas. También recordamos el sacerdocio de los hijos de Leví, a los cuales el Señor les confirió la autoridad para oficiar en el Templo con dicho sacerdocio, de manera que en estos sacerdocios podríamos decir que si tienen padre, y madre, y genealogía, porque se les confirió por tener cierto parentezco o ser hijo de aquél que había poseído el sacerdocio trasmitido por sus antepasados o por ser un descendiente levita". Sin embargo, el sacerdocio que poseía Melquisedec no se recibiría de "padre" a hijo siguiendo alguna "genealogía" en particular.
Existe una razón por la cual encontramos las expresiones en el Génesis, cuando leemos que, a Melquisedec "le dio Abram los diezmos de todo" (Gén. 14:20), la escritura nos revela que Melquisedec poseía una autoridad a la cual Abram honró entregando sus "diezmos". El Libro de Melquisedec nos amplia la cita Bíblica "el cual era sacerdote del Dios Altísimo" (Gén. 14:18)y nos relata Abram diciendo "Después de coronarnos, Melquisedec nos hizo sentar alrededor de la gran mesa, y comenzó a servirnos el pan y el vino; A partir de aquel momento, comenzamos a honrarlo como Sacerdote del Dios Altísimo." (H. Vaso 6:6)
Al extender nuestra visión con todas estas escrituras, comprendemos un poco más de lo que antes sabíamos con respecto a Melquisedec, y nos aclara algunas citas como esta en Heb. 7:3. Melquisedec desde luego que tuvo un padre y una madre, pero el sacerdocio con el cual él estaba investido no era un sacerdocio que se confería de padre a hijo correspondiente a alguna genealogía particular como en el caso del sacerdocio "patriarcal" o el sacerdocio de los levitas, por lo tanto se dice que este Sacerdocio que poseía Melquisedec es "sin padre, sin madre, sin genealogía".
Espero haber ayudado a responder tu pregunta. Más adelante esperamos ahondar un poco más en este tema muy importante y trascendental en la vida de Melquisedec, el hijo de Adonías, "Adonisedec" como se le menciona en el Libro de Jaser.
Bendiciones.
Me has sido de suma bendición y el gozo del Señor me invadió al poder profundizar mas sobré El.Que Dios te bendiga grandemente!!
ResponderEliminarMuchas gracias. Espero que tenga la oportunidad de compartir esta bendición con sus familiares y con sus amistades.
ResponderEliminarBendiciones.