jueves, 4 de octubre de 2012

Historia de Salem Capítulo 7




Capítulo 7

Los súbditos fieles, ajenos a la traición, elevan cánticos de triunfo en expectativa de la coronación de su rey. La coronación es truncada debido a la ausencia del cetro. Todos se afligen y Melquisedec los consuela con la promesa de rescatar el preciado cetro. Melquisedec sale en su búsqueda. Samael, lleno de ira, raspa las inscripciones grabadas en el cetro. Melquisedec enfrenta peligros en busca del cetro y es preservado.

1 Al aproximarse al monte Sión, subieron las blanquísimas gradas de la escalera, siendo seguido por la multitud triunfante. Le dolía en el alma la expectativa de ver morir en los labios de los fieles, en aquella mañana, su alegre canto, debido al golpe de la traición.
2 Se encontraba ahora en el interior del palacio, delante del magnífico trono que esperaba al joven rey. En la base del trono, yacía abierto, en medio de un arreglo floral, el pergamino de las leyes. Junto a él se podía ver la linda corona, hecha de oro y piedras preciosas, así como el estuche de aquél cetro que simbolizaba toda la armonía de Salem.
3 Los súbditos estaban felices, pues sabían que serían hallados dignos de heredar aquel reino de paz. Aguardaban ahora el momento de la coronación, cuando su nuevo rey los regiría desde su trono con su precioso cetro, en un cántico triunfal.
4 En medio de los aplausos de las huestes victoriosas, Melquisedec se dirigió hacia su padre, que le recibió con un cariñoso abrazo. El momento era en verdad solemne. Las huestes se silenciaron a la expectativa de la coronación. El estuche sería abierto y, todos atestiguarían la exaltación del amado príncipe.
5 Con el corazón latiendo fuertemente por la alegría, Adonías se agachó hacia el estuche, abriéndolo cuidadosamente; Cuando al encontrarlo vacío, la alegría de su semblante dio lugar a una expresión de inexpresable preocupación y tristeza, pues en aquel cetro se había sellado el destino de aquel reino de paz.
6 Al ver a su padre y a todos los súbditos afligidos por la ausencia del cetro y de tantos amigos que deberían estar con ellos en aquel momento, Melquisedec los consoló con la promesa de que buscaría el cetro. Inconscientes de los riesgos y peligros que le esperaban al príncipe en su camino, los súbditos se despidieron de él, viéndolo partir apresuradamente.
7 El amanecer de aquel día que sería el de la coronación, alcanzó a los rebeldes distantes de Salem, en camino a las ciudades de la planicie. En aquella mañana, Samael se llenó de furia al ver que el precioso laúd estaba adornado con inscripciones de las leyes contenidas en el pergamino. Tomando una piedra puntiaguda, comenzó a dañar el cetro, raspándole todas las palabras de amor y justicia. Sus armoniosas cuerdas estaban ahora desafinadas sobre su parte convexa herida, mas continuaba siendo precioso, pues sobre él yacía sellado el dominio de Salem. Poseerlo, significaba ser el dueño de todo el poder.
8 Al llegar a la altura en que el camino se ramificaba, Samael ordenó a sus seguidores que prosiguieran rumbo a Gomorra, mientras que él iría hasta Sodoma, donde permanecería por dos días, uniéndose después a ellos.
9 Esperó la noche para entrar en Sodoma. Cuando entró allí, caminó por las calles estrechas sin ser notado, hasta encontrar una casa aislada sobre una elevación. Haciendo del cetro su arma, invadió la casa matando a sus moradores, mientras que dormían. Se posesionó de esa manera de aquélla residencia donde, solitario, maquinaría sus planes para la toma de Salem.
10 El atardecer de aquel día que seria el de la coronación, alcanzó al hijo de Adonías al caminar por el pedregoso camino rumbo al valle. Sus ojos estaban cargados de tristeza y ansío se voltearon hacia el suelo, en busca de los rastros de los rebeldes. El recuerdo de la ingratitud de aquéllos a quiénes tanto amaba, lo hizo llorar. Sus lágrimas, reflejando los últimos destellos de aquel sol poniente, se asemejaban a gotas de sangre fluyendo de un corazón herido. Él lloraba no por causa de los peligros que le sobrevinieran en aquella fría noche, sino por la infeliz suerte de aquéllos que habían cambiado la paz de Salem por la violencia de aquellas ciudades de la planicie.
11 Su único consuelo era el recuerdo de aquéllos que, a pesar de todas las tentaciones, habían permanecido fieles. A ellos les había prometido devolver el cetro, y esto lo conseguiría a pesar de cualquier sacrificio.
12 Después de una larga noche de insomnio en que el príncipe estuvo recostado al lado del camino, rayó la luz de un día que sería decisivo.
13 Al aproximarse a Sodoma en aquella mañana, el pensamiento de estar tan próximo al cetro de su amada Salem, hizo que se olvidara de toda la fatiga, acortando sus pasos rumbo al desafío.
14 Al abrirse la gran puerta de  la ciudad, le sobrevino un temor, al oír ruidos espantosos de desarmonía, que traducían el orgullo, el egoísmo y la codicia que allí dominaban en todos los corazones, haciéndolos explotar en la orgía de una maldad sin fin.
15 Sería un gran riesgo exponerse a la violencia gratuita de aquella ciudad. Este pensamiento lo hizo detenerse a un paso del portal, donde estremecido inclinó la frente en una inexpresable lucha interna. Era tentado a retirarse, pero luchaba con todas las fuerzas de su alma contra ese pensamiento de fracaso.
16 Pensando en la triste suerte de Salem, cuyo dominio estaba siendo pisoteado en el interior de aquella cruel Sodoma, Melquisedec tomó una firme decisión: como un temerario guerrero habría de avanzar, y, ciertamente aún y cuando tuviese que hacer frente a la acumulación de todos los peligros, proseguiría, hasta levantar en sus manos victoriosas el cetro amado.
17 Resuelto y esperanzado, atravesó la puerta de Sodoma, zambulléndose en aquel mundo extraño. Todo allí era lo contrario de Salem, comenzando con las piedras ásperas y sucias de sus construcciones. Sodoma era un reino de tinieblas.
18 La presencia contrastante del príncipe pronto fue notada por muchos que, en tumulto lo cercaban. La pureza del carácter expresada en su magna faz y el esplendor de sus vestiduras, los llenaba de espanto, y se retiraban como vencidos por una fuerza invisible. Dominados por la furia, comenzaron a perseguirlo a distancia, decididos a hacerlo huir. Le arrojaban piedras y fango intentando mancharle las vestiduras, mas no le atinaban, mientras tanto él avanzaba en su ansiosa búsqueda. Finalmente desistieron de perseguirlo, al atardecer.

2 comentarios:

  1. Estoy leyendo cuidadosamente el libro , para mi es de mucha importancia , algo que me te maravillado el secreto revelado en este maravillosos libro . MI PREGUNTA ES , ¿Esta historia fue real o literal en la tierra ? . ¿Fue un acontecimiento que existió similar al suceso en el monte de Dios pero la espiritual . Melquisedec fue en realidad un ser humano que existió o fue una teofania de Cristo . Quisiera en su amabilidad me respondieran .

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    1. Los acontecimientos, de acuerdo con lo narrado y registrado en el Manuscrito, son hechos reales. Las semejanzas que existen entre las experiencias que vivieron diversos personajes de la historia sagrada, propicia preguntas naturalmente razonables como las suyas. Agradecemos que su comentario nos da oportunidad de tocar este tema.

      Si ya ha terminado de leer todos los capítulos de las 3 Historias podrá tener una visión más completa para responder estas preguntas. Tratando de resumir:

      Según lo revelado en el Rollo de Melquisedec. Antes de nacer vivíamos con el Eterno en el Reino de la Luz. Allí Él construyó Jerusalén, la Ciudad de la Paz (la Jerusalén Celestial). Si lee detenidamente el capítulo 1 de la Historia del Universo se dará cuenta de que el Monte Sión, el Río de la Vida, el Jardín de Edén y la Ciudad Jerusalén se encuentran próximos. (H. Univ. 1:3-6)

      Cuando el Eterno organizó la Tierra, Él colocó el "Edén, lugar del trono divino" en "el nuevo planeta" (H. Univ. 3:3). Recordemos que el Trono de Dios se encuentra "afirmado" sobre el Monte Sión (H. Univ. 1:3-4). Conforme se lee se va descubriendo los motivos trascendentales por los cuales el Eterno "transfirió" Su Trono a la Tierra.

      Después de la Caída de Adán y Eva, "el paraíso" permaneció "por algún tiempo" en la Tierra hasta que fue "recogido a su lugar de origen, en el seno de la Jerusalén Celestial...Allí, protegido por la justicia, aguardará el amanecer de la victoria..." (H. Univ. 5:19-20)

      Es claro que, aunque el Eterno "recogió" el Edén y Su trono para protegerlo "en el seno de la Jerusalén Celestial", la ubicación geográfica en la Tierra donde se encontraban permanecería en el mismo lugar. Así que, cuando Adonías, padre de Melquisedec, viviendo en su tiempo en la Tierra apróx. 2000 años antes de Cristo, comienza a edificar Salem en "una región alta de Canaán, al occidente del Monte de los Olivos" (H. Salem 1:7) No tenemos registro de la historia que vivió Adonías antes de lo registrado en la Historia de Salem, solo encontramos que Adonías "poseía muchas riquezas, pero a nada apreciaba más que a la justicia y a la paz que nacían de la sabiduría y del amor". Y que "cansado de las injusticias que predominaban por toda la tierra de Canaán...resolvió edificar un reino que fuese regido por leyes de amor y de justicia." (H. Salem 1:2-3).

      Es muy posible que en esa parte de la historia de Adonías y Melquisedec que ahora no tenemos, podríamos encontrar el conocimiento que ellos poseían respecto a Jerusalén y al lugar sagrado donde Dios recogió Su paraíso Edén y Su trono (Monte Sión).

      Existen varias historias registradas en el Libro, las cuales aunque tienen semejanzas, no son "teofanías". Son acontecimientos que ocurrieron en diferente tiempo y con personajes distintos.

      Lo que vivió Melquisedec ocurrió en aquellos años contemporaneos con Abraham. Salem se encontraba en el lugar descrito antes mencionado. Melquisedec fue un ser humano, hijo de Adonías y no fue una "teofanía de Cristo" pero si tuvo "la honra de retratar al propio Mesías" (H. Salem 13:21). El capítulo 13 de la Historia de Salem muestra que Melquisedec y Cristo el Mesías son dos personajes separados y distintos, aunque con misiones similares encaminadas hacia la culminación de la victoria del Reino de la Luz.

      Espero haber ayudado a responder sus preguntas. Tenga la confianza para continuar expresando sus preguntas.

      Bendiciones.

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